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sábado, diciembre 31, 2005

primerosegundoytercerodeloeterno

primero
un lago oscuro, azul oscuro y profundo azul
el cielo pulido de nube alguna como polarizado y sin el sol
éramos pocos los seres quizás dos quizás tres que nos movíamos allí entre esos elementos
buceábamos volábamos andábamos
la vida era apenas verse solo para mantener la especie
estaba escrito dejar la vida a cambio de otra
sin influenciar en nada, como fantasmas
atravesar la materia sin modificarla
éramos pocos los seres quizás dos quizás tres
una vez vi uno lejos y me vio lejos
y continuamos respirando y haciendo lo que siempre
nada que influya

segundo
el tiempo fue siempre relativo
las rocas se desgastan mueren y las reemplaza su propio polvo
la vida animal y vegetal de la misma manera
constante el cielo azul el lago azul y los dos o tres
seres inmutables que cada miles de partes de tiempo
uno reemplaza al otro en un acto secreto y solitario
me es imposible describirlo, lo desconozco.
solo sucede

tercero
el cambio
en determinado punto del tiempo algo llegó del cielo
una forma con otra forma
estuvo moviéndose mucho aquí y allá
a veces se le veía lejos
en un momento éramos pocos
éramos dos y pronto tres
lo espero


G. G.
8,005

insisto, mi ego admite que le encanta este autorretrato

la cualquier cosa (1º Parte)




Pudo haber sido cualquier cosa, pero dos hechos marcaron ese día como algo diferentes al resto. Primero y principal. Recordó lo que había soñado, cosa que nunca le había ocurrido antes. Soñó que no podía mantener los pies en la tierra, que flotaba y se deslizaba por las calles agarrado de las casas y la gente. Y lo segundo, en realidad fueron segundo y tercero, porque ocurrieron simultáneamente cosa que no le permite definir cual ocupa el segundo y tercer puesto enumerados en orden. En definitiva, despertó cuando sintió caminar por su cara algo. No supo que. Pero despertó. Y sobre el umbral de la puerta una mujer lo miraba. Y un pájaro golpeaba la ventana con el pico. Un pájaro extraño, de varios colores. Pecho azul, rojo y amarillo en la cabeza y pico anaranjado. Cuando volvió a mirar a la mujer ésta le miraba con un gesto de bondad en la cara. Luego se giró y desapareció por el pasillo. El se levantó y la siguió. O lo intentó, por que la mujer ya no estaba. Buscó en la casa pero había desaparecido. Dejo de buscarla y fue extrañado al baño. Meó y se afeitó. Se vistió y luego salió a la calle.
En una plaza el perro de un hombre se le acercó corriendo y comenzó a olfatearlo, luego se alejó.
En un escaparate de ropas un niño tomado de la mano de la madre lo miraba sonriente y le arrojó un juguete que hizo estallar el cristal.

jueves, diciembre 29, 2005

Imagen del satelite interno donde cuelgo los calzones, 3 pares de medias, dos pantalones, tres remeras y la yerba sobre la plancha donde cocino

churrascos de poyos 8 veces a la semana y donde una vez vi pasar una estrella fugando deseos calvos.

autobiografía postrera basada en la autoestima



inexacto
totalmente
absolutamente abstraído de la realidad
los pronósticos se dividen entre el azar y lo social
dispepsia?
autismo?
estupidez?
el corolario es incuestionable
solo un mar de dudas abunda en el cráter donde convive con lo que necesita de la realidad
para saciar el ego de sus excentricidades psíquicas
apenas conforme físicamente entre nosotros patibula cualquier intromisión
a su palacete de cristal con o sin violencia
y el quid de la cuestión
llegará a buen fin?
pero no era con palabras como podía hablar
ni siquiera él entendíase al descubrir su cara
tres o cuatro veces a la semana
dentro el espejo
palabras emitidas
por otros medios
pronosticó
y comunicó
han pasado ya 56 años
escribió libros entre
poesía, cuento, fotografía, novela y teatro
en ese orden
siempre que mira su espejo
como fetichista
algo intenta comunicar
ya quizás fuera más viejo de lo viejo que fue
y mira lo vivido
de la forma que sucedió
conclusión
tendrá fin
murió solo
pero vivió con extremas mujeres
tal vez se atrevió a más
al hallar entre los monstruos
del espejo
su cara




G. G.
28/12/2005 2:48

miércoles, diciembre 28, 2005

Volverán las oscuras golondrinas


No es que el robo al banco haya resultado mal. Ni que tres de los cuatro hombres del equipo estan llenos de plomo y casi del otro lado de la persiana. Ni que por lo menos fueran muertos también algunos policías, quizás media docena, pero esos son sus riesgos de trabajo. Ni que también hayan caído un par de inocentes, aunque quizás demasiados, siete, y un niño, pero fue todo una masacre de los de las fuerzas especiales cuando intentaron entrar. Ni siquiera me molestó cuando sentí atravesar la carne del hombro una bala, solo me hizo pensar que esas cosas pasan en las películas donde el protagonista es herido siempre en el hombro y sale airoso de la situación. Pero el puto hombro me duele como el carajo, y más cuando giro el volante del Scenic para intentar perder a las docenas de móviles que nos siguen por las calles de Mar del Plata desde el Banco Itaú. No es que me moleste nada de eso. En absoluto. Ni siquiera ver como a mi lado la cara de Raúl esta recostada contra la ventanilla con un disparo que le abrió el cuello y llenó toda la alfombra, el torpedo y mi cara de sangre con HIV. No. Nada de eso. Miguel es el único que aún habla y dice que Ángel parece muerto con tres agujeros en el abdomen. A él le han dado en un pulmón, cree, debajo de la última costilla, y tiene agujero de salida, dice, y se ríe como loco pasado de rosca de merca y grita: Hijos de Puta, vengan, vengan!!!, cada vez que un patrullero se le pone a tiro le da rosca con la AK. Miguel y sus gritos tampoco me molestan. Para nada. Si tú haces las cosas duras te responderán igual. Es ley. No es que algo de esto esté mal, es más, la estoy pasando mucho mejor en estos momentos al ser perseguido por dos mil policías que los últimos cuatro años de gayola en Batán y más sabiendo que si zafamos de ésta, es decir, escapando a un lugar seguro, podríamos volver a empezar, algunos menos pero bueno, siempre alguien se suma a una empresa pujante. Lo único que en esta pequeña empresa ha funcionado mal en el día de hoy, con este sencillo acto que solo debía demorar un minuto y medio por cronómetro, es que el dinero no estaba! Eso es lo que me tiene mal. Un mes de planificación y la puta guita no está. El subgerente muerto al pedo para ablandar al gerente del banco que decía la puta verdad, que justo hoy el blindado se adelantó media hora, y en las bodegas vacías solo un par de miles pero no las sacas con tres millones en efectivo del cierre de semana de los putos viernes. No es que haya resultado mal. No. La puta madre que se fue todo al carajo!




G. G.
27/12/2005 3:40 AM

Pensaba llamar a este cuento relato o lo que fuere así, "El fracaso de un Micro Emprendimiento", pero no se porque se me vino la frase del clásico de los poemas en español.

martes, diciembre 27, 2005

Despertad, fariseos, que la calma de la mar proviene de la tormenta que gira en la rotonda del Ebro

Ella/Él/Principio/Metástasis/Fin

Yo también (porque no fui el único que invirtió en el plazo fijo del interés a su carne) desconocí el hecho de que nada en ella pudo haber sido de mi propiedad. Es decir que si. Que la entrega fue desinteresada hasta el punto del servilismo canino donde fondeamos ya con nuestros propios limites marcados investigando una excepción a lo conocido y cuando al vernos sobresaturados de tal falacia en la que cada uno descubrió dentro de la inefable rutina que no habíamos logrado avanzar medio paso hacia la diadema de la felicidad empezó entonces el perigeo hacia la búsqueda de la excusa ideal en la que poner fin a la misericordia de ambos. No es que ya no se sorprendían, aún escribían el nombre del otro con vaho sobre el cristal del bar donde por extrañas casualidades se cruzaban o dejando por las mañanas extraños cactus difíciles de localizar en sitio tan pequeño y tan poco desértico, pero la cosa ya no era más que una infantil muestra de aprecio hacia un sorteo en el cual uno de los dos sacaría el número exacto para alejarse y vivir mil vidas sin volver a pensar en el otro mientras que el antagonista quedará con la huella del camión-oruga de los sentimientos marcado en el subconsciente más una carga de recortes de diarios extraños, más cosillas encontradas en las caminatas nocturnas, más miles de fotos tomadas a desagotes de canaletas que muestran como el cielo llora y como esas lágrimas se derraman hacia agujeros lejanos. Cosas que quedan para torturar al perdedor que dé el paso hacia el lado del conformismo y que reconozca que hubo una serie de movimientos en su tablero que le dejaron en jaque la pecera del recuerdo.




G. G.
26/12/2005 4:24 AM

lunes, diciembre 26, 2005

no estristeza ni frialdad, ni alfajor ni yerba mate, solo una imagen del mediterraneo

El día que fui Campeón Mundial de Truco de Costa Bonita

No es que me esté quedando sin historias nuevas que contar. Lo que sucede es que de repente hoy, jugando después de unos cuantos meses al Truco, he recordado esto.
Que fui Campeón Mundial de Truco de Costa Bonita.
Si, fui Campeón Mundial de Truco de Costa Bonita un año 95, creo, una pequeña ciudad balnearia cercana a Quequén donde mi padre tenía alquilado un Pub donde pasé, hasta hoy, el mejor verano de mi vida. Pero bueno, eso es historia aparte u otras historias ya contadas.
Cuestión que fui Campeón Mundial de Truco de Costa Bonita con el Dr. Zagame de compañero, los dos fuimos compañeros y campeones de esa dura travesía al triunfo en la cual derrotamos a trece parejas y perdimos contra una, la cual estaba conformada por un hombre y una mujer. No hay nada más difícil que vencer en el Truco a una mujer, y más si está acompañada por quien le enseñó, su padre. Ellos nos vencieron pero en las primeras rondas, lo cual nos situó frente a otras parejas que vencimos fácilmente hasta llegar a una jodida final en la cual nos batimos contra los Campeones Mundiales de Truco de Costa Bonita del año anterior. Siempre recuerdo el Pub lleno de gente expectante a cada jugada y una ferviente hinchada que se batía por uno u otro bando según se daban las circunstancias. Y por supuesto, después de la victoria, la entrega de premios, premios que habíamos comprado mi padre, A. González y yo, y que consistían en un par de relojes medio baratos y no recuerdo que otra cosilla, pero ése fue uno de los momentos mas emotivos de mi vida, si no fuese que al otro día tuve una de las más grandes resacas de mi vida, pero en fin, como Campeón Mundial de Truco de Costa Bonita esas cosas a uno se le perdonan.




G. G.
24/12/2005 1:53 AM

jueves, diciembre 22, 2005

La vigilia del Pollo

Desde temprano forzaba la vista
Odiaba eso
Esperar

El sol no se había caído de la línea del mundo
pero estaba tan oscuro como en la boca del abogado
Apenas una franja de luz entraba
desde la calle por la puerta
Forzaba la vista esperando que por la puerta,
semicerrada,
semiabierta,
por donde el hálito ése de luz
que entra de la iluminación de la calle,
pues el sol ya había caído
hace un tiempo
por la línea del mundo de la noche,
entrara ella
O el dinero con ella
O ambos

Cuando los ojos
y la espera
decidieron cerrarse
en el tramo puntual entre la vigilia y el sueño
una serie de imágenes se le sugirieron rápidamente
en las que una sombra penetra,
toma la maleta,
lo mira y
unos dientes como en medio de una sonrisa
eran lo más blanco desde que vio la nieve cuando era niño en un pueblo de algún lugar
Despertó sobresaltado
Despertó sobresaltado y de repente
como después de sentir el mítico sonido de la explosión
de un flash frente a la cara.
Lo primero que notó fue,
una sonrisa blanca y
una carcajada
Luego la chispa de un mechero iluminó la escena
observó como ella acercaba,
en cámara muy lenta,
la llama al cigarro y
vio también el humo que despedía el cañón de la Glock
y entonces por vez primera sintió
como se le escapaba el aire
entre borbotones y plops
desde el pulmón izquierdo
El mechero se apagó
mientras la braza dibuja unos extraños trazos hacia la luz de la puerta entrecerrada.




setiembre del 2005.

Importantia

Pensé
, y aún lo hago,
que a todos importa
, aquí también,
bastante poco
lo que hagas

57% menos
si no es relativo al Euro.









G. G.
7-005

Beibi please don´t go!



Miro los atuendos de ese tío y realmente no me cuadran con su cara a primera vista.
Pero volvamos un poco atrás, o no se pregunta a qué viene esto o por qué en ese lugar? El porque tal vez se resuelva durante el relato. Pero también coincido respecto a las casualidades. Yo no necesariamente estuve allí, pero lo vi todo. Y aquello armó un pequeño escándalo en su círculo.
Comienzo esto así. En la terraza de un bar, en Puerto Banús, uno de los sitios más privilegiados por el Jet Set en España.
Estoy bebiendo Havana con cola en la terraza de un bar a la espera de una persona cuando con ruido de neumáticos un Porsche Carrera se detiene en doble fila a un par de metros de donde estoy. Relato en parte la imagen, la del tío, que baja hacia el bar dejando el carro en doble fila aparcado con el motor regulando breve sus v8.
Decía, que el tío aquel baja del carro como un actor setentero y se dirige hacia terraza con sus gafas estilo poli yanqui, bamboleándose con un aire de rebeldía un tanto cursi. Bueno, de más esta decir que calza jeans gastados, tejanas y una remera con la típica sombra del rostro del che pero con fondo verde, y ahí fue donde me puse a replantear un par de cosillas. Pero no importa, sigo. En la remera, sobre un lado, los colores básicos de Benetton. Siempre jugamos cartas grandes en pequeñas apuestas, otros pescan ballenas en sus piscinas y aquí, hermoso mundo del hiper-revés, de pronto el jet set está junto a ti y vos ni lo miras pasar y tiene la cara del Che. Solo eso. El tipo se sienta en la terraza, pide Beffeater con tónica, lo bebe de tres tragos, sin que los tres tigres traguen tres trigos, y le sonríe al sol. Todo le da igual.
Sacaba esa pequeña conclusión para este ejercicio que me había propuesto cuando derivo la mirada al auto que ronronea. En su interior una figura femenina, amante, esposa o lo que fuere, con los afilados rasgos de algo que corta el viento. Afilado y aceitado con el pronto y exhaustivo maquillaje que sobreexagera la belleza natural de una muchacha de unos 17-18 años. Muchacha que gesticula con un móvil. Pelo corto, aro en oreja, nariz y barbilla, timbre de voz agudo y gestos de una tontera sobreactuada maravillosamente.
Conmovido por todo ello seguí describiendo como un ejercicio la escena. En tanto pedí un segundo Havana con Cola. De repente ella lanza un alarido. Ella chilla y baja del carro. Baja del carro con el móvil en la mano y cierra violentamente la portezuela del Porsche que, equilibradamente, de más está decir, se balancea. Con el móvil en la mano se lanza a la terraza con su cuerpo aún algo infantil vestido con colores tan súper contrastados que a veces te preguntas porque no controlan el desequilibrio de los valores cromáticos, pero acepto, me digo, el hecho de la diferencia de culturas. Allá ellos. Ella se viene hacia la terraza hecha una furia y comienza a gritarle, al de la remera verde del Che, en alemán. Grita agudamente y hace movimientos con sus manos y cuerpo y grita y tira una silla y así. Él detrás de las gafas oscuras se levanta, coge un billete de cincuenta euros, los tira sobre la mesa, se encamina al Porsche Carrera, se sienta en él y despega haciendo chirriar los cuatro neumáticos.
Ella se ha quedado mirándole ir. Aunque ya no grita.
Yo he pagado ya mis vueltas y me encamino herido en un ala para preparar una crítica para la nota del jueves, pero antes paso el informe a un programa de TV siempre interesado en las andanzas de R. D. Jr.






G. G.
9-005

lunes, diciembre 19, 2005

Mi cuento de Navidad







Es justo en este momento cuando me detengo a oír el silencio que ha quedado allí atrás. Lo que no había pensado era sobre las formas que éste podía tener. Y sobre todo como podía reaccionar.
El silencio fue provocado, un tanto intencionalmente y otro tanto por azar.
El silencio me lo produje casi te diría desde niño. Desde que decidí no oír demasiadas cosas, y muchas más si provenían de personas.
Entonces decía del silencio, de cuando me detuve por fin a sentirlo en sus formas.
Recuerdo que cuando organicé esto tuve una mala espina, un pequeño escalofrío que me recorrió el alma. Aun así lo hice.
Fui a un sitio apartado, lejos de la ciudad donde acampé dentro de un bosque de pinos cerca del mar. Eran los últimos días de diciembre del 99 y quería escapar al bullicio de la ciudad y dar una “bienvenida” al nuevo milenio de una manera que me pareció diferente. Punto.
El hecho es que caminé por las dunas buscando un sitio en el que me hallara cómodo y lo encontré. Sobre la cima de una duna que abarcaba el horizonte a todo alrededor. Apenas un poco de aire se movía al fin de la tarde y pelé un cactus como un botón que había recogido en Tandil para la ocasión y lo masqué viendo el sol ponerse.
Aquí es donde comienza aquello del no oír. Apareció de repente, con una lividez reconfortante. Luego de unos momentos desde el lugar donde el Sol se pone llega como un aire y luego aquello a lo que me refiero con la forma. El aire en movimiento generalmente produce un rozamiento que produce sonidos, en cambio solo sentía que el aire se trasladaba en silencio, o viceversa, como si yo me moviera en él, pero eso no lo es todo. Lo que más me “inquietó”, aunque no se si es la palabra correcta pues nada, absolutamente nada me inquietaba en esos momentos, es esto que luego de sentir el aire moverse observé pequeños puntos desde el sol hacia mi. Una increíble nube de moscas, que cubría toda la tierra y el mar, me atravesó sin que alguna de ellas llegara a tocarme durante unos momentos. Eso fue algo increíble que aún me pregunto si verdaderamente sucedió, y pienso que sí, que así fue, las moscas parecían una nube, como una tormenta o niebla que lo cubrió todo. Eso es lo que llamo la forma del silencio. Cuál es? No lo sé! Solo te puedo decir que tiene la forma de una nube de moscas. No se para ti que forma tendrá? Si es que te interesa vale la pena averiguarlo.
En fin que mi delirio místico en ese momento me hizo atravesar una visión panorámica de lo que en ese entonces era mi vida, algo atravesado por moscas y silencio.
También recuerdo que cayó el sol cuando las moscas desaparecieron.
También sé que alguien, durante esos días que me aislé, robo un auto para buscarme y la vi pasar entre los árboles pero mas huraño que nadie la dejé ir para que me encontrara luego. Fue una gran mujer. Pero siempre estuve rodeado en silencio por nubes de moscas.






G. G.
18-12-005 05:37 hs.
Otra pequeña cosa que me ha sucedido y no se porque repentinamente recordé anoche.

sábado, diciembre 17, 2005

in other words

en otras palabras
que la vida sin carne
ni extraterrestre se aguanta
pregunté a una señora fina respecto a su perro
el perro en silencio me miraba
ella hablaba de los manjares que preparabale
el perro tosió, escupió
un papel de golosinas en sus excrementos
sobre el semáforo había acumulado un registro de lluvias
y a su lado una pequeña reproducción de las Meninas
fotocopia pegada con un trozo de cinta aisladora
el perro seguía tosiendo, escupiendo

una niña corría en la playa

a 100 metros de la costa
una barca lanzaba peces muertos al mediterráneo,
costa regada de bellos pececillos de colores
muertos y centenas de gatos devorándoles

la niña corría por la playa
acariciando gatos
solo acariciaba los blancos
que eran miles
su madre
apagaba / encendía las luces de la calle
y el mediodía era poco menos que una fiesta
con peces de colores rojos





G. G.
16-12-005

viernes, diciembre 16, 2005

la forma bélica del ojo negro que tú tienes




he
al fin
descubierto la forma bélica del ojo negro que tú tienes

no importa por que subí a ese avión
o que alguien haya arrojado alguna bomba alguna vez
o que los coches con sus luces desmenuzan la noche del mundo

he oído
primero
la forma bélica del ojo negro que tú tienes

tampoco he oído
algún día después
la forma bélica del ojo negro que tú tienes

comí
basado en el hambre
y al salar
salé
y degusté
la forma bélica del ojo negro que tú tienes

la forma bélica del ojo negro que tú tienes
es universal

yo la llevo

no solo tú

hasta quien no tiene
visión lo soporta

es lo que hace mal a los pequeños niños

es lo que curan con dos dedos de la mano en transilvania

es lo que no te golpee indefenso de mí contra ti

la forma bélica del ojo negro que tú tienes
es lo único que encontré
en la playa
de junio
sin sexo
jamás




G. G.
14/12/2005 1:33
a quien piense que pudo ocurrir algo diferente

martes, diciembre 06, 2005

Cyber-punk


el día siguiente
al día después
unos pocos perros
pusilánimes
escucharon el
retumbar del ruido
del silencio

por fin

las calles aderezadas
de puré de tomates
y otros polvos sociales

el cielo congestionado
de caras voladas




G. G.
entre 1999 y 2002.

Las aves crueles

Las aves crueles
(algo que ver con el I ching)



ella fue como un ave
frágil
al verme
dejó de cantar
no intenté nada
era terrible
una cotorra en silencio





G. G.
Marzo del 004.

sábado, diciembre 03, 2005

Mala leche S. A.

Ojo! Que lo único que intentaba era..
Bueno acaso importa ahora?
Escuchame, no me mires. Mirá. No, no mires, imaginate esto.
Alguien frente al espejo intentando con un objeto sólido quitarse una molestia en el ojo. Frente al espejo, a diez centímetros de él. Con una mano que sostiene el párpado inferior extendido hacia abajo, y con la otra sostiene el tapón de una lapicera, el capuchón, intentando con toscos movimientos quitar un trocito de ceniza que le saltó del cigarro.
Y Ojo! Que lo único que intentaba era solo…
Bueno, acaso importa?
Un día cualquiera, esta persona que ahora llamaremos por ejemplo Sergio, si, Sergio tiene ese perfil de persona que se vacía el… bueno, Sergio entonces está en su casa, ha regresado del trabajo y está en casa, su mujer no está, los niños tampoco, poco importa el entorno, pero si vale saber que esta viendo unas páginas de pornografía en internet y fuma un cigarrillo luego de hacerse una paja en una servilleta de papel frente al monitor. Sergio fuma un cigarrillo mirando pornografía y del cigarrillo salta una brasa que le da en el ojo. Sergio putea mientras se refriega el ojo porque le arde y siente algo dentro. Se mira frente al espejo del living y nota un puntito negro sobre lo blanco del ojo. Sobre el mueble a su derecha hay una lapicera BIC. Le quita el capuchón y intenta toscamente quitarse eso que le hace arder y se espanta, porque ha dejado el ordenador y escucha los gemidos y allí dejó las servilletas con esperma regadas por donde los niños andan, cuando entra su mujer con los niños y lo encuentran frente al espejo gritando con la camisa manchada de un blanco líquido esclerótico.




G. G.
02/12/2005 2:30

un poco ciego mundo clandestino

yo
quemaría tus coches
enrollaría los semáforos
asustaría tus niños
correría en la sombra de la noche
tras tus cosas olvidadas
llenaría tus fuentes de espuma
confundiría tus antenas de tv
descalabraría tu orden
con simples actos superfluos
hablaría a tus vecinas en los mercadillos
haría pintadas en tus muros
pregonaría tu insensibilidad
pero jamás se comprendería
ni siquiera
la injusticia de mis actos

jueves, diciembre 01, 2005

Lo increíble cuando uno abre un poco el espectro sensorial y de como algunas cosas aparecen de ningún sitio





Hoy al ver “Mi vida sin mi” afloje un par de tensiones y ante un par de situaciones sentí algún movimiento de fibras y músculos que hace demasiado tiempo sostenía entre glaciares de mi personalidad.
Decía de cómo algunos aspectos sensoriales se abren o modifican parcialmente o durante contados momentos que te permiten vislumbrar durante quizás unos minutos cosas que están ocultas dentro del velo real de la realidad, cosas que se nos escapan a la mayoría como movimientos extraños de cosas inamovibles, sonidos fugaces y sombras que parecen poseer “algo”. En cada recodo o esquina algo parecía como estar acechando y la única persona que crucé en toda la noche gira su cabeza y comienza a mirar al cielo justo un momento antes de entrar yo a casa. Por eso intento dejar esto encriptado con estas palabras que por momentos no me creo ni yo mismo pero que últimamente estoy atravesando en los que después de una acción que ya casi considero rutina y que es ir a lo de Mati, tomar unos mates, ver una película y perderme unos momentos en sus ojos negros, para luego salir a la calle en la madrugada y durante ese camino ya tantas veces recorrido desprender ese trozo de conciencia, que a veces ya no soporto, para sentir algunas cosas como la mirada de un gato negro que ha caminado delante de ti durante casi cien metros, o ver formas bajo el asfalto moviéndose en distintas direcciones o también mientras tarareaba una canción de Radiohead un caballo blanco aparece en una esquina y queda encabritado en dos patas para luego quedarse mirándome y relinchando para luego desaparecer virtualmente por una calleja.
Amo estas noches, amo estar vivo en situaciones en las que poco vale una cuestión tan banal como ésa. Porque uno entrando tan profundo a veces en el corazón de los otros mundos tiende a perder el miedo por la muerte y consigue la receta para vivir de una forma que al más errante de los gitanos encantaría, pero uno en medio de su frágil mundillo material imagina el dolor que algo de ello puede remitir. El dolor como una pérdida de tiempo que por momentos hace sonar campanarios en las cabezas de la gente y ésta despierta de un sueño que fue verdad, que los ojos del dueño del sueño dieron forma y color al dolor en su alma, y que esos colores no se curan con la palabra, ni se cubren con más que una cuchara de rojo líquido de una alma vieja, nada de eso sería fácil para mí o cualquiera imaginar, pero éstos son momentos que disfruto, yendo un poco más lejos de lo que la ciencia permite, y adiós, que algo que no creerías está ocurriendo detrás de tu mirada…




G. G.
26-11-005
(tambien falta alguna correción)

Penal




De derecha y que el pie diera muy poco por debajo del centro del cuero, y de puntín, para que fuera hacia la parte alta y del centro del arco, siempre pensando en que el arquero irá hacia uno de los lados. Fuerte al centro y arriba es gol seguro. Es ley. Aunque el arquero esté parado en medio de la trayectoria es imposible detener la bocha a la velocidad que agarra de puntín.
Y en ningún momento miré directamente al arquero a los ojos. El arquero se llamaba Justo Urquiza y fue un amigo hasta que dejó de serlo el día que firmó con Mataderos. Son algunas de las cosas que tiene el fútbol.
Ya habíamos pateado penales con Justo cuando éramos amigos, y él mayormente adivinaba adonde yo se la colocaba, o la mayor parte de las veces. Por eso, en ningún momento lo miré a los ojos. Porque cualquier gesto desequilibraría mi táctica de patear al centro fuerte y arriba o con solo leerme la mirada sabría donde pensaba yo patear.
Parado a seis pasos detrás de la pelota con un ligero ángulo hacia la izquierda. Detrás tengo a diez compañeros dándome cada uno un consejo diferente sobre donde colocar la pelota dentro del arco más los diez compañeros de Justo cagándome a puteadas en diferentes tonos. Más alrededor de 430 hinchas y familiares y amigos que se juntaron para presenciar la final de Primera del torneo de fútbol de nuestra ciudad entre los dos clásicos rivales a muerte, Villa del Parque y Mataderos. Yo, como delantero del equipo y goleador, y con tres penales metidos de tres, miro a la pelota que acomodé con increíble cariño y amplios cuidados sobre el centro del manchón de cal a doce pasos del arco donde Justo ataja con una pasividad exterior apasionante.
Miro la pelota y el árbitro pita dando la orden de ejecución.
Mirando la pelota tenso todo el cuerpo para lanzarlo hacia delante y tomar envión para darle al balón de puntín. Pero un momento antes me detengo. Lo pienso y cambio de táctica. Entonces me acomodo un poco hacia el centro, siempre mirando la pelota y entre medio de algunos gritos de aliento desde detrás del alambrado. Mientras tanto siento en mi nuca la mirada de mis compañeros en silencio y también las puteadas de los contrarios. Y yo sin quitar la mirada del esférico. También siento la impaciencia del árbitro pero lo que más me preocupa es que allí delante alguien piensa que sabe que me va a atajar el penal. El penal más importante para mí hasta ahora. Intento entonces dejar que el tiempo pase un poco para lograr ponerlo nervioso. Doy un paso hacia la izquierda y relajo el cuerpo un poco más y doy el envión hacia delante… y el árbitro pita y me saca amarilla.
-Qué te pasa?- le digo.
-Vamos que se viene la noche, pibe, vas a tardar una eternidad. Dale, no hagas tiempo!- me contesta y se vuelve fuera del área después de anotar mi número en el cartón.
Otra vez mirando la pelota. Y otra vez el árbitro pita dando la orden para patear. Hago los seis pasos desde la pelota y uno a la izquierda. Unas cuantas gotas de sudor me recorren la frente y me paso el antebrazo antes que lleguen a los ojos. Nada que pensar. De un vistazo rápido miro el ángulo derecho del arco. Calculo la fuerza que voy a utilizar y alguien de la tribuna tira un petardo cerca y mis cálculos van a parar al carajo. Miro la pelota y decido enviarla baja, a su derecha, porque Justo es zurdo, pero alguien de atrás me apura mal diciendo algo un poco guaso de mi hermana. Nada, no hago caso. Concentración y pasmosa pasividad. Este penal define la final, faltan seis minutos, diez como mucho para terminar y si aguantamos la presión con esto se define el empate a 0 y salimos campeones después de cuatro largos años y listo. Doy el primer paso para adelante como para enviársela definitivamente fuerte al centro y arriba de puntín… y escucho al árbitro dar tres pitadas! Y se me viene encima sacando del bolsillo trasero del pantaloncito la tarjeta roja!


Luego de la expulsión se armó la grande. Hubo disturbios. Detrás del arco de Justo se lanzaron bengalas y petardos uno de los cuales le explotó cerca dejándolo aturdido y con una concusión auditiva. Luego todo se calmó y el árbitro por muy poco no suspendió el partido. Justo se perdió el penal porque había quedado medio atontado, y se quiso hacer el héroe pero el DT casi lo mata a garrotazos. Así fue que vimos desde nuestros respectivos bancos como el arquero suplente no pudo atajar el penal al centro, fuerte y alto, que pateó el arquero y capitán de Villa. Y Villa otra vez campeón.













Gastón M. Guzmán
01/12/2005 02:50:33

Les amants morts du le Pont Neuf



Encendiendo y apagando las luces propagadas en la tierra donde la oscuridad es o no necesaria
las franquicias de la carne sobrellevan las actas
inexistentes de sus propias especulaciones
mientras las aves nocturnas enfrascadas en los servicios de las gasolineras repetirán su gorjeo de parabrisas astillados
Solíamos beber antes de dormir- se dijo mirando un cartel de neumáticos-solíamos reír antes de beber- se escucho responderse al oído, muy bajo, para decidir que nunca usaría otro neumático que el de la publicidad de los elefantes
enfrascado en la sensación de que todo lo que ocurrió en algún momento pasará de una forma ligeramente diferente para aquel que lleve su cuerpo en cualquier otra historia que se le suceda
En fin que la lluvia mojó cuando llovió en el pasado día de atrás
y sus jugos levantaron las partículas del polvo
arrastradas desde la ciudad al pecho materno de la mar que perdió la proporción de la virginidad ante los costes de la absolución de su vida rehén de los deseos de la gastronomía del ocio
tal es que el tránsito de los desechos que la lluvia lava se escurren por debajo del puente más oscuro que cruza el Sena de orilla a orilla
donde tres formas convergieran de diferentes chismes para conformar la más rústica de las formas del amor
ella ebria arrastra una niña que hicieron suya mil hombres y él un bebedor que la acompañó hasta que la lluvia separó la niña de una madre por el frío garrón de la vida
él, quien sabe cuántas después y porqué esa noche, con el botellón aproximadamente vacío del alma sigue con la mirada los cristales fragmentados de los coches por las gotas perderse en la noche en dirección al fin
la niña y un trozo de hamburguesa bajo un cartón, algo húmedo y algo acogedor, observan sin saberlo, supongamos, como el hombre comienza a dormir escapando al sueño de los gigantes



G. G.
29/11/005 1:11:50