Los siguientes y anteriores textos e imagenes pueden herir la susceptibilidad de personas susceptibles, ante eventuales quejas ruego disculpen y sepan comprender que ni mi, ni su período de vida es color de rosa. Siempre echo en cara el ejemplo de E. A. Poe, un incomprendido. Ahora odio las comparaciones, pero miren bastante más abajo en este blog si quieren cantos a la vida. Ah, y por favor no recomienden esto a cualquiera. Además, esto esta por cerrar, cansado de banalidades. El autor
miércoles, noviembre 29, 2006
Un apagón
Ayer hubo un apagón. Justo a la hora en que el sol caía. Y la ciudad quedó envuelta en caos.
Me gustan los cortes de luz. Sientes a las personas llenas de estática, como realmente son. Jeje, parecemos hormigas que nos rozamos en la oscuridad buscando azúcares y grasas.
Algunos gritan y otros cantan desde las torres oscurecidas.
Imagino a alguien en un ascensor, desesperado.
Los autos enloquecidos. El carro tirado por un caballo de un cartonero fue un contraste perfecto.
Aún pienso en la persona encerrada en el ascensor, y eso hay noches que no me deja dormir.
g. g.
27.11.006
¿Tenés un cigarrillo?
Saboreó bajo el sol su reflejo. La piel refleja lo que ves. Nada que hacer, más que cubrir la piel reflejada con el canto más sensible de la mano en sentido errático. Sin un rumbo. Solo cubriendo el reflejo que quedaba en el cuerpo con la mano.
Ella mira la revista. Sus gafas le cubren un tercio de la cara. El sombrero le cubre de sombra.
Mira el mar y siente la boca como un pedregal de redondas rocas saladas bajo la superficie oceánica. Levanta la mano.
El Gin Tonic llegó justo cuando una nube cubrió el sol.
Más vida al hielo, pensó.
Camino al coche tropezó con un adoquín mientras ella saludaba a un empresario textil.
La dejó en su casa.
Se dio una ducha. Buscó hambre dentro de la heladera en la cocina a oscuras.
Llamó a Ágeda.
Le dijo que esa noche viniera.
Y que trajera cigarrillos.
g. g.
26.11.006
miércoles, noviembre 08, 2006
y consuma el sueño de aquellos que pensaron en dragones alguna vez
de haber sabido que paseaba un burro
en la puerta trasera del infierno de algunos días,
cuidándolo
de bestias diferentes a las temidas
me hubiera quedado en casa,
pero,
porqué pasear un burro?
no lo sé
pero fue inútil el fracaso
veámoslo.
las moscas justo ahora se alimentan del cuerpo.
el dragón, verde en traje mortal
sin ganas y de un mordisco mítico
la mitad del viejo burro desapareció
la victima fue mi peso toda una vida
jamás le cargué un algo encima
iba a mi lado cuando quería
iba a mi lado a donde iba
el burro sabía nadar,
comer pastos y andar,
además cagaba y rebuznaba que daba miedo
viendo las moscas junto a su medio cuerpo
me hace odiar al dragón
algún día pensé:
una dama salvaré del dragón hijoputa
pero no hay dama de por medio
las princesas recorren países sin miedos
sin cosas ocultas, solo afinidades diferentes
al camino del principio y del fin
hoy busco al dragón
dejo carteles en las panaderías de los pueblos
pregunto a la gente si vieron uno
les cuento del burro
y todos hablan de princesas
un día después de una lluvia
sobre una montaña mediana
donde buscaba huellas
una humareda escapaba
de una oscura grieta de miles de metros
bajé cual hormiga
por rocas afiladas
durante casi un lustro con todas sus horas
y encontré dentro al dormilón verde y maloliente
lo até con las cadenas que llevaba,
suficientes para subir las lluvias al cielo
hasta que el gigante despertó y no se movió
hablaba pausado con agradable voz
como decirlo,
como cuando alguien tiene
esa extraña seguridad de seducir para quitarlo todo,
y habló del burro, de princesas y fantasías
pero cometió un error,
trató de liberar su cola de las cadenas
y debí de cortársela
intentó otra vez hechizarme con palabras
y su lengua corté
un haz de fuego se desató de su boca
y en silencio entre llamas y gritos
peleamos meses de un rincón a otro de la grieta oscura
hoy he cambiado de lastre
burro viejo por dragón
y no es mala vida
la de cazador de princesas
gg
10.006