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miércoles, octubre 14, 2009







“En el principio era la palabra”. Y Dios dijo: “hágase la luz. Y la luz se hizo”.
Eso dice al comenzar un libro W. Burroughs.
Luego, después de abrir la puerta di a la luz del recibidor.
Todo tal cual como lo recordaba. Siempre sucede lo mismo cuando llego a casa. Pero ahora venia pensando en esto que menciona Burroughs, esa primera frase. Y pienso, he hablado con otras casas. Pero no con ésta. Justo en la que ahora vivo.
Siempre después de abrir la puerta doy a la luz del recibidor, sobre todo cuando es la noche. Del camino al ascensor pienso en como estará la casa a mi vuelta. Y la casa a mi vuelta esta de la misma forma que la dejé. Tal vez debería hablar con ella y dejar tantos monólogos internos o entrevistas a ausentes y palabras de otros que uso según mi conveniencia a partir de la premisa de que todo ya esta dicho.
Nada nuevo bajo el sol, pienso mientras por el pasillo voy llegando a casa desde el ascensor. Recuerdo esto. Debería saludar a la casa al llegar a ver si todo sigue como lo recuerdo. Y cuando abro la puerta y doy a la luz del recibidor y saludo a la casa no caigo en la cuenta que la casa ya estaba encendida. Todas las luces están encendidas y alguien hace ruido en la cocina y se acerca y me abraza y …
De camino a la casa por el pasillo desde el ascensor y luego de dar a la luz del recibidor y saludar y los abrazos llegados desde la cocina al living y descubrir que no hay luz en la casa, que el recibidor esta envuelto por la luz de la mañana y que el ruido de la ducha en algún momento comienza a llenar de olor a vapor el aire, olor a vapor y sonido a agua corriendo por un cuerpo que intenta atravesar el sueño con jabones…
Pienso en el pasillo desde el ascensor, de camino a casa, en que me encontraré al llegar y dar la luz al recibidor esta vez.
¿Y si no hay palabra?
Gg
13.10.0009
Marbell a