la piel y la carne
enemistadas
de su razón de ser
una misma imagen
como en dos trozos de espejo
las partes
de diferentes odios
ensamblando su lucha
entonces…
el destino.
el deseo ajeno por lo ajeno
por la otra carne (sic) que gobernar
ése es el más puro fin de la batalla
para el comienzo de otra
una contienda que expresa
la desconcentración de lo conocido
para amilanar la búsqueda
de la capa sensible
que pueda destruir
el carácter del otro
G. G.
5.005
1 comentario:
Basta la reflexión
para inducir la piel de quien nos arropa a nuestra carne, sólo desmesuramos nuestras propias pieles. Por eso duele ser parte de otra persona (dolor físico) (el químico viene dado según el destino)
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