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domingo, septiembre 24, 2006












Inevocaciones
Una vez el dragón escupió
el alma de su enemigo.
Se aburría.

Siempre existió
la posibilidad
de que el sol cayera en
su propia sombra.
Algún tonto
dividió sus razones.
Quedó sin olfato,
sin vista, sin oído derecho, y solo.

(Algunos tiempos adelante
trepado a la mitad
de su otro sillón preferido
encontró con el tacto
dentro la araña del techo
una vieja media con restos resecos de masturbación.
Tanteando llegó a la lavadora.
Metió un mantel,
noventa viejas fotos,
la media,
y un billete de avión perdido.
Despertó
como nuevo
menos ciego
y nuevamente
sin oír a nadie
pero con todos alrededor…



Once the dragoon shut the soul of its enemy. One became bored. The possibility that always existed the sun fell in its own shade. Some idiot divided his reasons. It was without sense of smell, without Vista, without right ear, and single. (Some times an old average with parched rest of masturbation advanced to twilled braid its other favourite armchair in the middle of inside found with the tact the spider of the ceiling. Estimating it arrived at the washing machine. It put a table cloth, ninety old photos, the average, and a ticket of lost airplane. He woke up as new less blind person and again without hearing around to anybody but with all…
gg
22.9.006

5 comentarios:

sigamos enamoradas dijo...

Hay tres líneas en un libro que me dan vueltas en la cabeza... termina "se vomitó".
Al principio impresionaba, ya no. Lo mismo me pasa con esta media ¡qué miedo!... pero quizás esperando un par de días, se pase también.
Que no se oiga a nadie, con todos alrededor.

sigamos enamoradas dijo...

¿Por qué no puedo ponerme a trabajar?

Anónimo dijo...

Simplemente es GENIAL,me encantò!

Anónimo dijo...

Simplemente es GENIAL,me encantò!

sigamos enamoradas dijo...

Bueno, es que no me puedo dormir, principito y de pronto te puse como dos cosas en mi blog, pero yo no fui la de Roberto, obvio, espero que te hayas dado cuenta. Nada de loros para mí. Ahí estamos, la que llena el aire de palabras, bla, bla, bla, y él: seriecito frente a una parrilla llena de carbones y asado de tira (y un chori, porque está bueno).
Lo quiero, señor, lo quiero mucho.