Que
Desenroscando
Manzana diste
Mislabiosmislabios
Nadie
Elpasajero
Elpequeñomar
(Et le boutelle
Dans les enemis du ciel)
El árbol
Hojas
Acantiladas
Los siguientes y anteriores textos e imagenes pueden herir la susceptibilidad de personas susceptibles, ante eventuales quejas ruego disculpen y sepan comprender que ni mi, ni su período de vida es color de rosa. Siempre echo en cara el ejemplo de E. A. Poe, un incomprendido. Ahora odio las comparaciones, pero miren bastante más abajo en este blog si quieren cantos a la vida. Ah, y por favor no recomienden esto a cualquiera. Además, esto esta por cerrar, cansado de banalidades. El autor
Perdón por todas las molestias El martes cobro y les doy el dinero para la tarjeta memoria Es que si el padre se entera nos mata Perdón. Gracias. Esto te lo trae mi mamá. Sus ojos pícaros bailan o brillan, o ambas cosas. No sostiene la mirada por un momento en nada. Ni nunca me miró. Ayer entró en la obra. Dejó a su hermano con nosotros y subió a la última planta. Bajó y se fue. Tarde, demasiado tarde subí yo a la última planta. Ya la Pda y las monedas sueltas no estaban. Que vas a decir, me preguntó Mancilla cuando golpeaba la puerta de la abuela del niño. Preguntar por él. La abuela dije que el niño fue al campo, arriba, camino al Burgo. Momentos después la madre en la obra pregunta quien buscaba al niño. Dice que regresa en unos momentos con él. Y el niño aparece y la Pda. El niño no llora. El niño dice que su hermano la robó. El niño tiene cara y no llora. Faltan cosas aquí, digo. Mi hermano le rompió el chip y la tarjeta, pero no le digas a mi padre e hizo un gesto mientras ahora sí, los nervios y media lágrima sacuden sus manos, cara y piernas y el gesto de la mano temblando atraviesa la garganta de lado a lado. Al otro día regresa de camino a la escuela, y entra en la obra. Ya sus ojos son los mismos, buscan no se que donde no hay, pero buscan. Y recuerdan y me deja el papel escrito por la madre en la mano e insiste. Léelo bien! Que yo el martes te traigo el dinero. Y se ríen sus ojos, y se ríe. Y me da la mano. Y ya no volvió a la obra. Gg 23.11.007 Yunqueras |
Disculpa. Es mi lado de la cama. Dejé el camino negro Por una nueva ruta Algo parecido en cada Km. Pero algo nuevo en fin. Deberías ver Desde mi lado de la cama Los sueños de astronauta Que tengo con las lluvias Pero hoy no, nena. Hoy mi lado de la cama Es solo mío. Gg Nov.007 |
Hoy, esta noche, no muy tarde, me he acordado de algo, quizás no muy tarde , aunque ya es tarde para ello por que la oportunidad aquella ha quedado absurdamente en el olvido, aunque ahora, mirando x esta ventana los olivos quedando atrás de camino a un pequeño pueblo de Ronda, o en su serranía, sigo girando en esa idea, en cuanto a aquello de llegar a una idea en común, a veces, buscando referencias tangibles o utópicas, formatos ya utilizados con frecuencia, entonces, la lluvia ha dejado renovado los colores aquí dentro del camino, hasta las señales lucen límpidas, irrefutables. Había dicho algo, allí, en la noche, algo nimio era, sin eso poco nos queda, dijiste, pero un pequeño detalle a veces no tenido en cuenta, algo nimio, mientras Guaro se desliza en su siesta eterna, gira aun buscando su hexatema, su importancia fundamental, buscando el hueco donde colarse para ser sustantivo, adjetivo o forma matemática. En fin, una nimiedad dejada de lado. Junto a la nave destruida el viejo y todas las cosas que arrastra hasta allí observan como cruzo el camino en el aparato gris, furgón repleto de currantes relajados de fin de jornada de viernes al fin. Y al fin, detenido el vértigo, las plantas de los pies rozando lisas superficies, al fin. Y las montañas arriba, cielo abajo al norte en la desbordada memoria de los caminos.
gg
03/10/007
Marbella
Hubo un beso en la esquina
Algo más arriba del café
Que he dejado se enfriase
Cuando pienso en caliente
Llueve después de meses
El mejor día de mi vida
Alguien repite eso a diario
… el cable quedó en desconexión unas imágenes comienzan a descomponerse lentamente y fundirse con otras, hasta formar todo el conjunto una masa voluminosa de ruido en menos de un nanosegundo, eso es lento, busco a tientas la desconexión en el zapato, el cable a tierra tiene una pérdida en algún punto, pero la cubro con un dedo, con la punta de un dedo y todo vuelve a ser imágenes, hubo un beso en la esquina, algo arriba del café que he dejado se enfriase cuando pienso en caliente. Llueve después de meses. El mejor día de mi vida, alguien repite eso a diario. Debo hacer una serie de cosas, acabar el café, subir a un coche y trabajar, regresar a casa, cenar con niños y esposa, dormir y despertar, todo eso sosteniendo la fisura. Ya HA PASADO UNA HORA, AUN NO TERMINO EL CAFÉ, NI PIENSO BEBERLO YA, SOLO ME preocupa la fisura. Ya esta, decido mover la punta del dedo. Solo por este día, mañana será otro. Muevo el dedo y todo se torna de chispeante gris y estática, me quito las gafas. El lugar en donde estoy ha cambiado, solo la mesa, el café frío y un fondo oscuro, no llueve, hace frío.
Alguien grita y me señala.
GG
28-09-007
Marbella
Estoy parado en la ducha meando en un baño donde no entro ni erecto ni nada cómodo pero hay una pequeña ventana desde donde veo el mundo como por primera vez cada día, y cada día es algo diferente, mas cuando despierto y acabo de mear, pues debo dejar de hacerlo para poder ver el mundo a través de ella.
El flaneta, así como lo ves desde
G. G.
el Farolito, Marbella
septiembre de 2007
G. G.
Puerto Banús, 25.05.007
Perdí el sentido.
No fue un desmayo. Ni una caída. Nada de eso. Tampoco perdí el sentido. Perdí los sentidos. Fue solo unos momentos. Tal vez 3 años. ¿Cuánto es eso en una vida? Una infinitesimal porción. Durante ello no hubo sensaciones táctiles, ni sabores, sonidos, olores o imágenes. Aunque hubo todo. Nada. Totalmente despierto pero inerme esperando que esto pase en medio de un torbellino de ideas ninguna de ellas original. Hasta pensé que estaba en el Limbo, si es que aún existe.
Ya te digo, todo muy fugaz.
Pero aún estabas.
G. G.
Marbella, 17.04.007
Nena,
es que ahora te oxidás
Antes pedías poesía,
también dijiste,
cosas bajo la lluvia
sexo, lecturas u otros caminos
Se acaba la poesía en las personas?
No leo las guías de usuario
pero te oxidás, nena,
despacio algo ocupa tu piel, tu humor
Algún árbol se desangra en el color de sus flores bajo las farolas
camino bajo la lluvia
canto una vieja canción de los Stones y
comienzo a pensar en otros mundos
mirándonos a los ojos perdimos algunas civilizaciones
nada como el primer día de nuestra vida, verdad?
esa sensación de tanto aire junto
G. G.
Estepona, 1.05.007
Te planteaste gritar desde el otro lado del vidrio de la botella, justo frente a mi vaso donde miraba justo enfrente cuando un auto verde estaciona y le toca el paragolpes a aquel que estaba detrás suyo, y al delantero muy poco después. El hombre que lo conduce entonces baja y le enciende la alarma al caminar calle abajo mientras mira las ventanas de los edificios. Y el grito en la puerta de tu boca como detenido en algo así como el tiempo, pero ya en tus ojos ese gesto es patente, la apertura, digo, los ojos abiertos, muy abiertos y la boca no precisamente en todo su esplendor, y el grito dentro de ella, a la vista, forzando los pulmones, pugnando por salir. Y cierro apenas los ojos y me preparo a distender el tiempo para ti, no para el resto del mundo porque es inverosímil, un acto inocuo e inútil, un desgaste de energía, si la tuviera, en fin, y conduzco mis manos a los apoyabrazos de la silla con la intención clara de sorprenderme, porque es lo que hago cuando estas a punto de gritar, me sorprendo, pero con una soltura envidiable, con una previsibilidad indiscutible. Y ahí viene el sonido. Llega y el cuerpo responde al encanto como una sinopsis simultánea acompañada por el estallido de campanas, bocinas de buques y tambores africanos, y tu voz, a la que me refiero como un grito, que no es tal sino una tonta aseveración fluctuada por todo aquello que provocan circunstancias más allá de lo consciente, me susurra al oído como un campo verde de espigas atravesado por una corriente de aires cálidos que sí. Que sí.
Una maceta cayó desde un balcón de aquella colmena sobre un auto verde.
g. g.
14.05.007
Pues porque es así. Lo supe temprano el año anterior. Porque arriesgué y estuve con quien quise y cuanto quise. Porque encontré poco y perdí suficiente desde el punto de la rentabilidad. A lo perdido no le noto su ausencia. A lo vivido lo llevo en esta nueva muda de piel. Porque miro atrás y veo los campos, verdes, a punto de cosecharse y cosechados, bajo tantos cielos tanto como sus diferentes luces. Y porque conocí a Cata y tuve a Sofi y mucho. Y porque me quedó grabada su vocecita firme de discurso entre amigos invisibles que dice donde queda España, ese lugar que le marcará la niñez mirándome a mí y a la ventana a la vez, y seriamente afirmando que "arriba de esas nubes", y señala un cielito azul tapado por nubes conglomeradas, justo el día anterior a despedirme de ella vaya uno a saber por cuantos años más. Y claro que rememoro el final de un masaje en un 4º piso de Belgrano, como también las últimas noches de frío en los brazos de una despedida desesperada con unas de las historias de una cuenta cuentos de tango que más me marcó en el vientre caliente de una madrugada.
Entonces da igual perder todo lo que tenés en este mundo. Las mejores fotos del mejor principio, tus últimos libros editados, aquella primera gran novela inconclusa pero encauzada en un verano miramarense, la boda más loca prevista y todo aquel material, o todo aquello material, que indica que es buen momento para comenzar otra vez de cero.
g. g.
13.05.007
Nada niña. Que esta mañana he despertado con un pequeño diablo entre las manos. Y no es lo que piensas.
Veo por la ventana sobre mi cabeza el cielo gris. Es el mismo de ayer. Y me hace pensar en que gracias a un recuerdo grato las cosas al despertar se mueven a otra velocidad. Vieja fórmula, agradable el recuerdo provee de velocidad al humor. ¿Resultado? La primera mañana en años que despierto a escribir. Poéticamente estoy muerto, lo sé, pero (Anoche lo pensaba mientras cenábamos. Anoche pensaba en que se le muere la poesía a uno entre los dedos y como lo sufre el Pollo a
Luego encallamos en los sueños, porque nada es como lo he contado, pero es el réquiem de toda historia.
G. G.
12.04.007
Subí corriendo las escaleras de caracol con lustradas y brillantes barandas. ¿Corriendo? No, con apuro, urgencia. Seguro se había quedado con todo. Creo me dejé la cartera bajo el espejo, junto a una pileta, la del lado derecho! Ahora me acuerdo. Es que me quedé mirando como embobada si así estaba bien y cuando junté coraje bajé con Marcos. Y me la dejé ahí. Me acuerdo que entró una chica. Pero no su cara ni nada, solo sé que había alguien más, y era mujer, claro, pues Marcos jamás se animaría a entrar a un baño público conmigo. Siempre lo deseé, hacerlo en un baño público. No entiendo a los hombres. Constantemente lo mismo, las mismas posiciones. Apenas alguna vez en un lugar diferente al sommier. ¿En la cocina?, me preguntó no me acuerdo quien. Abro la puerta del baño. Y veo la cartera desde la misma puerta. Y respiro un poco aliviada. Esa cartera vale mucho. Dolce & Gabanna. Adentro las cosas desordenadas. ¡La abrió! Pero no falta nada, ni el dinero. Ah, un chicle, eso. Otra vez me miro al espejo. No puedo ser tan tonta. Y me miro las tetas. No están mal. Quizás el año que viene… Vuelvo a meter todo. La libreta está abierta y tiene un número anotado. 01115618343442. Nunca escribí ese número, ni me lo anotaron. Ni nunca usé la agenda. Me miro al espejo. El pelo no se que tiene pero me cae mal, algo a la derecha. ¿Y si llamo? No recuerdo como era ella. Pero pienso cortar con Marcos después de esta noche. Después de la fiesta de esta noche. Solo hablar de sus proyectos con papá. Y esa cosa horrible en su espalda. Basta de Marcos. No me imagino un día más con él. Yo llamo. Me da igual. Hola. Hola, ¿Bárbara? Si, gracias por dejarla. Te comí un chicle, gracias por eso. Bueno, no sé… ¿Mañana? No sé quien sos. Asomate al borde de la escalera y te estaré mirando, estoy con mi próximo ex. No sé… No te preocupes, solo tomamos algo en Bianco & Rosso, cerca de las 7, ¿si? Me miro al espejo y corto. No recuerdo que contesté. Mi reflejo no me deja pensar. 26 años, Bárbara, ya deberías haber probado algo más, ¿no? Guardo el número, me arreglo el pelo y salgo. Una adolescente rubia me observa bajar las escaleras y la miro. ¡Es muy linda!
G. G.
24.03.007
(práctica-continuación sobre cuento breve publicado en la puta Ñ)
Me levanto rápido
y la visión se oscurece.
La puerta donde estaba sentado
ahora esta bañada por la luz de esa cremosa vía láctea.
Cierro.
Dejo afuera los mosquitos que quedan
y voy por una cerveza,
evitando pisar los gatitos camino a la heladera
que juegan conmigo a toda hora
cuando no duermen.
Ayer jugué unos minutos con ellos,
me aburrí, ya no estoy para juegos.
Y fui por un libro
para seguir aburriéndome.
Aquí, en Pinocho el tiempo corre distinto.
Lo sé.
Me lo dijiste
cuando cenábamos Centollas
(o antes o después).
También recuerdo contabas,
una de las noches que no querías dormir sola,
lo de aquel martes trece en que a él lo mataron a tiros
por robar,
por sabor a robar.
Un bardo, dijiste.
Y yo era un bardo,
y no me morí, acá estoy.
¿Ahora donde estás?
Mejor intentaré cenar algo
y tal vez comprenda
porque los gatos se divierten conmigo
G. G.
21.03.007
dame una señal
de que todo acabó
miro el retrovisor
las líneas de rutas esfumándose
el color sin nombre del cielo
there she go my beutyful World
grandes aves blancas llenan de estallidos lo que ves
acaso importa manejarse a ciegas
corrompiendo el control
no es por nada la sutil elección de soledad
G. G.
24.02.006
Niños hablando como Shakeaspeare con sus amigos invisibles/
en las rocas húmedas de sal de enero/
busco un hueco donde las olas no estallen/
y pequeños lagartos hacen lugar/
una base tranquila para atracar mi corsario/
y ver costas dominadas por tesoros de minúsculos cofres/
la pequeña nube piloto anticipa tormenta/
pero el ojo del huracán dejé en otro continente/
a 100 pasos de la marea alta/
bajo el bastión de un banco árabe/
durante una noche de octubre/
ojos del celeste del ojo del huracán más celeste/
dominado por azar/
perdido en ley/
las palabras sirven ante un mineral arcano?/
encontré su botella lanzada al mar/
años hacen de tu partida/
deberías conocer tu hijo/
jamás mascaron alguno de proa/
igualará su belleza y fuerza/
i how much to do/
on this lonely island/
but the winds have a salt/
& the ground is impossible to work/
you leave me some October day/
los niños hablan con sus amigos imaginarios/
palabras elegidas/
que aún desconocen/
y alguien jamás enseñó.
g. g.
17.01.006