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jueves, diciembre 14, 2006

Silbar entre Caníbales



Puedo silbar entre caníbales.

Simplemente la roca que detiene el río.

No puedo saber donde elegir morir mis manos

cuando el colectivo recorre un lago de infantil profundidad

Los reflejos de un cuerpo acostado

y una boca besándole el sueño/ensueños

Multiplicación de correcciones acomodaticias

El piso es un observador indulgente

preparó el perdón de las aguas y al cielo

El Sol no cuenta


Algo mira inobservado su bolso marrón

Hace señas furtivas/Sus hijos nacerán rubios

Lloverá el día que nazcan/Sin miedo en sus ojos

No perdones lo que desconocido sobrevive

Acorralamiento,

ingenuo se mueve junto al resto

Los ojos de las victimas

distendidas en el patio del matadero juegan

se alimentan y duermen la última noche

cuando el mercado de Liniers les fije la hora


Mientras camino lo que no caminé el último año

en Buenos Aires me pierdo,

me dejo llevar, me introduzco en sus cavernas

Poco ha cambiado

A veces poco cambian las plantas

algunos días florecen

Ha sido un día florecido


Mil círculos anecoicos en el piso

bañados de fluorescente blanca luz

presionados por millones por toneladas

de pies en tránsito, en tránsito

No debes mantener la vista en nada más que por segundos

Necesario estar alerta?

La plaga fue dominada

El miedo triunfa incógnito

Los boletos abandonados habrán definido algún destino hoy

Difícil ocultar la familiaridad

entre el pesado cargo del subconsciente colectivo

y la in apropiación voluntaria

deberías conceder la duda,

antes mejor influenciarla,

mejor aún, dudarla


Hay hoy, ahora, una maquina cerebral de escribir

subcutánea. Irrefrenable. El tipo era así

Sólo escribía en subterráneos en tránsito

Alguna vez lo hizo en trenes, en su casa,

en bares y transportes

Antes descubrió la línea "D"

Y no paró

hace tres recorridos ida y vuelta

a diario

o hasta que acaba papel o tinta

g. g.

17.11.006