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miércoles, junio 10, 2009

La orgasmera y el orgasmero




Ella decide sus orgasmos casi como respirar. Un acto reflejo son sus orgasmos o sus actos.
Y simplemente yo he descubierto como inflingir orgasmos. Puedo usar la mirada, pero también aficiono todos lo otros sentidos cualesquiera sean estos o sus artilugios. En fin que el viento amontona las historias y dos historias se unen para conformar algo tan vasto como las letras desperdigadas en las estrellas de un cielo de febrero como esta noche descubrí al despertar de un sueño aunque resumido justamente en este relato corto en el que sumo las esperanzas por abreviar lo que considero casi inefable.
La orgasmera y el orgasmero caminan por las calles en diferentes direcciones y cruzan sus miradas al girar una esquina. Dos pasos después ella muerde sus labios apoyándose en la mirada de él, junta las rodillas y emite un reprimido murmullo finalizando o poniendo el punto a su orgasmo. Ya la mirada postrera y descansada de ella fijada en el suelo mirando el recorrido del pasado clímax y sintiendo el aire caliente de unas palabras que le invitan a un café y orgasmar a 16 centímetros de su oído derecho hacia el café sobre el que están parados justo en la misma acera.
El café con leche de ella y el cortado servidos en vaso el primero y en una pulcra pero desgastada blanca taza con un sobre de azúcar el segundo y aunque amargo el café mas pequeño que bebió de un sorbo él para recorrer los sabores latinoamericanos desbordantes desde una Colombia lejana fueron testigos de los continuos y contiguos orgasmos seriados desencadenados a partir de miradas, roces, olores, sabores, y murmullos en las primeras cinco intervenciones que produjo el orgasmero a la orgasmera orgasmada con orgásmica orgasmicidad. El café con leche medio bebido quedó en la mesa junto a las monedas que abonaron las dos bebidas tanto protagonistas como víctimas de los derroches de jugos vaginales que humedecieron la silla y suelo del pequeño bar de aquella modesta esquina donde el encuentro de dos turistas del orgasmo hicieron su pequeño y no tenue encuentro, ambos turistas de la soledad, y ambos cuasi como turistas siguieron sus pasos en sus respectivas direcciones continuando sus anónimas secuelas.



Gg
10/02/2008 02:42 p.m.
Marbella