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lunes, junio 04, 2007

Las máquinas y sus objetos








Observo, no sin cierta perversión, como la taza de té se balancea sobre mis piernas en un ángulo imposible desde una mano extendida e insegura. Claro, observo aquel equilibrio perversamente, como deseando que caiga, que fuera un disparador, un detonante, algo que me haga salir de aquel letargo en el que medito sin pensar en poco más que nada, aún sabiendo, más perverso incluso, que ella me dice algo a unos pocos centímetros del oído, algo a lo que no presto atención, o mejor dicho, hago gran esfuerzo en no entender, ni siquiera me percato de los sonidos aunque la TV está encendida y había música ambiente aquí dentro, solo percibo el histérico tintineo continuo del borde inferior de la taza sobre el platillo cuadrado en la mano sobre mi pantalón claro donde reposa, lánguido y estrujado, el saquito de aquella infusión de hierbas y frutas. Al fin una mano reacciona y se impone al bloqueo de aquel universo cuando mi mano toma la taza y la apoya sobre la barra, entonces los sonidos regresan y el vaso vuelca un trago de cerveza en mi boca desde mi mano algo más despabilada y observo, muy cerca del final de la tarde, esa espalda con sus seis lunares extendidos hasta un interesante culo decirme hasta loho cruzando la salida.



G. G.


Puerto Banús, 25.05.007

3 comentarios:

Valeria Mariquela dijo...

¿Es que la perversión consiste en hacer público lo privado? Publicar por ejemplo una carta de amor, dejar salir eso que se guarda tan oculto dicen los que no son así como nosotros...
Disculpeme, es tarde.
Un abrazo desde el centro del relleno de la caña, que aunque todavía sobre el fuego sigue sin quemarse.

iracundos dijo...

netré al negocio y me compré la camisa más hermosa que hubiera visto. tres colores en franja: peltre, azul petróleo, marrón africano. en ese orde. era todo lo que podía comprar en ese lugar increíblemete ortera y pretencioso. Lleno de limousines y yates de 150mil metros de eslora. Puerto Banus fue una carcajada en 1999. y recuerdo ese atardecer y ahora mismo sonrío.
a la vuelta me puse la camisa y, apurado como estaba, cerré el sillón y una de sus patas metálicas rasgó la parte azul petróleo de manera irreversible.
Puta madre!

Laura dijo...

;) loved it -a mi si me gustan perversos, después de todo son solo historias... y que más q de ellas está echo todo...
people need to relax...